Los electrodomésticos son aparatos sensibles que se pueden romper o estropear con facilidad, no obstante, existen una serie de reglas que pueden contribuir a ofrecer un mayor cuidado y, en consecuencia, asegurar su perdurabilidad en el tiempo por encima de la media. Para lograrlo, es necesario conocer que en este contexto actual lo que se busca es la eficiencia, un factor con doble vertiente: por un lado, garantiza el ahorro energético al gastar menos consumo para cumplir con sus funciones; por el otro, en consecuencia al anterior punto, permite reducir de manera considerada las facturas eléctricas mensuales.
- Apagar los electrodomésticos una vez se hayan dejado de usar
Una norma tan simple como evitar dejar los aparatos en stand by o modo espera, lo que provoca que siga funcionando y gastando energía. En consecuencia, la factura podría reducirse en un 2 % si se desconectan de la fuente eléctrica una vez se han dejado de usar o ya se han cargado del todo los aparatos, como por ejemplo, los ordenadores portátiles y los teléfonos móviles inteligentes (smartphone).
- No sobrecargar los electrodomésticos
Para garantizar electrodomésticos eficientes no solo se recomienda adquirir los mejores del mercado, con la nota A + + que garantizan un ahorro de energía, sino que, además, también es conveniente que no incremente la cantidad de ropa para lavar en la lavadora, por ejemplo. Todo tiene un límite. Que consuma menos no implica que se pueda sobrecargar más, ya que no serán capaces de equilibrar su peso de manera uniforme en su interior. Por lo tanto, las compras deben ser proporcionales para que no sobre comida, por lo que es mejor no llenar tanto la nevera.
- Limpiar y cambiar filtros de manera regular
Los electrodomésticos deben lograr un mínimo de condición sanitaria para que no se estropeen. Cada cierto tiempo se recomienda vaciar el tambor de la lavadora y quitar los productos de la nevera para someterlos a una limpieza a fondo. Los filtros también precisan un cambio regular. Lo ideal sería que se pudiesen limpiar, pero en caso negativo, habrá que renovarlos. Se recomienda que este proceso se realice con bastante frecuencia para evitar obstrucciones.
- Realizar una inversión en accesorios que permitan una mejora en la eficiencia de los aparatos
Evitar el uso de productos tóxicos o que pueden dañar los electrodomésticos puede evitar problemas mayores. La gran mayoría de estos productos se encuentran al alcance de cualquier persona. Sin embargo, pueden resultar más caros que los que se adquieren de normal. La ventaja, por ejemplo, de las bolas de secadoras ayudan a que la ropa se escurra con una mayor facilidad y sin necesidad de aumentar los niveles.
- Estar pendiente de los detalles que componen los electrodomésticos
Un complemento tan pequeño como los sellos de las puertas de los hornos y las neveras pueden producir pérdidas de energía y, en consecuencia, un aumento en el consumo. Hay que revisar cada cierto tiempo el nivel de hermetismo de los aparatos para reponerlos a tiempo.
- Leer el manual de instrucciones de cada electrodoméstico
Es necesario que antes de instalar, se lea de manera detenida el manual de uso para emplearlos y cuidarlos con los productos adecuados. Puede contener ciertas recomendaciones y observaciones a contemplar que, en el caso de saltarlas, podrían perjudicar el estado de salud del aparato.
- Obedecer a todas las advertencias que manden los electrodomésticos
El manual de instrucciones, en consecuencia, constituye un instrumento ideal para que los usuarios aprendan los diferentes códigos que emplean los electrodomésticos en el momento en el que se produce algún tipo de avería. En este sentido. Serán capaces de reconocer los diferentes señales de advertencia que transmite a través de sonidos o luces.
- Evitar que se acumule hielo en los aparatos
Por esta razón es importante que cada cierto tiempo se revisen los aparatos, ya no solo para comprobar el estado de los filtros, sino también para evitar que el congelador genere cantidades de hielo que impidan el consumo eficiente.